No suelo escuchar, o mejor dicho, no suelen gustarme, las cantantes femeninas. No sé si por sus aires de super estrellas de otro planeta, por su tendencia a hacer pop ñoño o por envidia, sana claro (por favor, quiero llenar conciertos en mi próxima vida).
Pero hay dos que hacen la excepción: Mariah Carey y Amy Winehouse. Ambas grandísimas voces y amantes de los excesos, una del lujo y de los vestidos XS en su cuerpo de L y otra en sexo, drogas y rock&roll. Y esque, Amy nació en la década equivocada, tenía imagen de los 50 pero vida de los 70, así pues, sea bien recibida en el Club de los 27.