Allí más que una charla, hubo un avasallamiento a preguntas, a petición del propio Caprile.
Se habló de su colección personal de trajes y corsés de épocas anteriores, de la relación prensa-moda, de las nuevas escuelas de moda y sus decenas de ineptos diseñadores modernos(yo, una de ellos) y sobre todo de la pérdida del concepto de artesanía en todos los oficios en general y de la moda en particular.
Lorenzo Caprile, resultó ser un hombre de lo más accesible, sencillo y mundano a la hora de hablar (dijo palabrotas y criticó cual vecina), eso sí, evitó decir nada sobre las famosas y realezas a las que ha vestido. Siga así señor Caprile.
Después de unos días de catastróficas desdichas, tu voz ha sido un rayito de sol.